viernes, 31 de agosto de 2012

Ahora nos toca decirle adiós…


Nuestro querido Sergio se nos fue, sin mucho aviso, como cuando armaba sus viajes. Solo 5 minutos antes de agarrar su viaje, agarraba su abrigo, sus documentos, 4 cosas en la maleta y corría al aeropuerto para alcanzar el avión.

Así mismo tomó este vuelo, su último, sin aviso, sin mayor anuncio, sin darnos tiempo a prepararnos para desearle buen viaje.

En mi recuerdo queda el día que me llamó, calendario en mano, para asegurarme que Sergio Andrés nacería el día de su cumpleaños, porque ese día habría luna nueva. Y no se equivocó, mi hijo nació el día que el cumplió 50. No cabía de la dicha, del orgullo y no se cansaba de decirnos que el sabía que así sería. No se cuantas veces soplaron las velas juntas él y Sergio Andrés!

Pepè, como tan cariñosamente lo llamaban sus nietos y yo, se encargó de darles a mis hijos una cátedra de cómo tomar helado en cono desde que tenían meses, Ya mis hijos a los 8 meses eran unos expertos en el oficio… Los sentaba sobre la mesa y manos a la obra, en esta difícil y deliciosa empresa de tomar helados.

No se cuantos viajes disfrutaron Sergio Andrés y Priscilla María junto a él. Se tomaba muy en serio su papel de guía aunque a veces se pegaba unas perdidas colosales. Meme lo dejaba caminar y caminar hasta que finalmente él solo se daba cuenta de que por ahí no llegaría a donde quería.

Como su nuera, siempre me lleno de flores y atributos felicitándome y agradeciéndome por haber formado a sus nietos tan bien… No lo pudiste hacer mejor, me decía.

No olvido su historias, las contaba con tanto entusiasmo, haciendo esa expresión tan de él con la boca, como queriendo aguantarse la risa para luego explotabar en carcajadas. Como olvidarlo!

Ahhh! A la hora de comer!, era todo un evento, mezclaba la comida de poquito en poquito, con esmero, entre conversa y conversa, el tiempo no contaba, este era un momento para disfrutar de principio a fin. Memè con su teoría de no querer guardar nada, le servía una y otra vez y Pepè se encargaba de darle un feliz termino hasta el último bocado de su plato… nunca entendí como siempre fue delgado…

Conversar con él era un deleite, fue un apasionado por la política, detestaba la injusticia y la ineptitud de los políticos, con genuino desagrado y pasión se refería a ellos. Siempre aportaba con algo interesante, con el buen consejo, con la palabra de aliento. Amante de la tierra, de la agricultura, gran conocedor de su rama, respetado y muy considerado por sus conocimientos. Sergio debió ser un profesor en su rama, creo que reunía todos los atributos necesarios para ello, con su don de gentes maravilloso, como hubiesen disfrutado sus pupilos de su compañía y de su sabiduría!

No hay palabras para describir todas sus cualidades de Sergio, creo que siempre me quedaré corta, este es mi homenaje a un gran señor, a un gran esposo, a un gran padre, a un gran abuelo, a un gran suegro.

Los que lo conocimos y quisimos hemos quedado desolados y tristes porque no nos aviso que emprendería este viaje tan imprevisto. Nos hemos quedado sin piso y nos dejó sin argumentos…

Querido Pepè, hoy le digo adiós y pero le prometo que en mis recuerdos siempre lo tendré presente, sonriendo, lleno de vitalidad, lleno de amor para todos. Lo recordaré con ese paso firme y decidido, y con un “mi chiquita mía” en los labios…

Priscilla, su nuera mas antigua…





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