viernes, 23 de septiembre de 2016

La vida del visado

Cada vez que voy a viajar no sólo tengo que pensar en el dinero que voy a necesitar durante el viaje, sino el dinero que voy a necesitar para tramitar una visa. En algunos casos, tengo que viajar a la capital para dejar mi solicitud y pasar por el escrutinio de los oficiales de las embajadas con quienes me entrevisto. Este fue el caso hace dos días, con ilusión mi esposo compro tickets para ir a Hamburgo, ciudad de donde vienen sus antepasados y ciudad a la cual yo no puedo entrar si no es con la famosa visa. Tome el avión que salía más temprano por si las moscas, dicen que el tráfico es tremendo y leí que si llegaba tarde a mi cita, más vale que me diera la vuelta y me olvidara del tema.

Llegue demasiado temprano, me levante 4:15am para estar lista para tomar mi vuelo.... Vaya mala noche!
Llegue antes de la 7:00 am a desayunar algo y esperar hasta las 10:00 am (15 minutos antes de mi cita) para poder entrar en el edificio en donde queda La Oficina de Visas de Alemania.

Entregue mis documentos y por cierto, no me costó la visa por tratarse de ser esposa de ciudadano alemán. Hasta allí llegó mi suerte.

Me llamaron a mi entrevista. Entregue los documentos y comenzó el careo. Cabe anotar que no soy criminal, ni tengo vínculos con los carteles de la droga o similares....

Me atendió una señora mayor, alemana, áspera y que por alguna razón que no entiendo, se creía superior por estar atrás de ese vidrio que nos separaba.

Salude y comenzó a ver mis papeles: lo primero que me dijo fue: donde está el papel con el código de barras, con el acento típico de alemana hablando español pero con un tono de voz displicente y desagradable. Le expliqué que no lo había podido imprimir, cosa que obviamente no le causó gracia. Al rato se dio cuenta , nunca lo pregunto por tal motivo no pensé hablar si no me preguntaba, que mi esposo era Aleman.
Entonces arremetió y me dijo: porque no me dijo que su esposo es Aleman? Acaso yo soy adivina? Hubiese comenzado por ahí... Inquirió. Se fue un rato y luego de hacer no se que consulta, regresó y me dijo, "no hay problema, podemos continuar"

Pregunto yo, es acaso ser casada con Aleman un requisito para ser tratado de otra manera? Pareciera que en esta embajada lo es.

Creí en un momento que la señora en cuestión tenía problemas de audición, me pregunto 3 veces si era la primera vez que solicitaba Visa a Alemania y las 3 veces conteste como si no hubiese oído las anteriores: si, es mi primera vez.

En estas situaciones, hago acopio de toda mi estupidez para contestar como si no quisiera tener un bate y caerle a golpes a la persona que está al otro lado del vidrio, que dicho sea de paso, debe ser blindado.

Siguió el careo, donde está el pasaporte de su esposo? Presente copia y pensé erróneamente que era suficiente, abrió los ojos como plato, y me dijo : originales y copias!

En ese momento pensé, hasta aquí llego mi viaje a Alemania y bueno, peores cosas han sucedido...

En ese momento solo quería salir de ahí y olvidarme de la señora alemana y su desagradable trato, pero no podía hacerlo, ella tenía mis documentos y la última palabra.

Por último, cuestionó mi certificado de matrimonio y me dijo que no estaba actualizado, le dije, lo pedí hace 4 días, le enseñe la fecha y lo acepto. Esto de la sumisión y la cara de estupida que tengo que poner no es mi especialidad...Para este momento, ya me había sacado el abrigo y hasta la camiseta que tenía puesta me hacía sudar, o diría yo, la situación me hacía sudar. En mi cabeza solo pasaban escenas de mis posibles vías de escape de ese lugar!

Continuó llenando información y el tiempo se me hizo eterno, lo más fácil de responder fue: Desea que le enviemos su pasaporte a su ciudad? Y conteste si.

Por fin! Termino la tortura! Salí de ahí, sudada, agotada cerebralmente y sintiéndome culpable por haber tenido el atrevimiento de solicitar visa a Alemania. Que osada yo!

Decidí caminar, era un día soleado y precioso afuera. La capital me recibió mejor que la embajada. Almorcé con un buen amigo que me hizo olvidar un poco mi experiencia en ese lugar, me despedí, tome un taxi, me fui al Areopuerto, aterrice en mi ciudad, solo necesitaba un baño de agua caliente, mi pijama y mi cama...caí a las 9:00 con esfuerzo hasta el otro día.

Ahora me toca esperar que llegue mi pasaporte con la tal visa, eso espero, para conocer la tierra que vio nacer a los ancestros de mi esposo.

PD: En el próximo capítulo narraré la visa UK que es mi otro destino

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